Breviario de la espera
I
Somos hijos de un lenguaje anfibio
que se arrastra,
enmudece,
escupe signos, palabras.
Sin escrúpulos,
nombra
miente
acusa
mitiga
y renace.
II
Y me llamaste luna
terciopelo
pétalo
caverna
miel.
Y te llamé silencio
árbol
tierra
oscuridad
pasto.
Y nos bañamos en palabras
en un rito clandestino,
donde nuestras lenguas se confundieron.
III
Una palabra se enredó en mi garganta
y sus ramas de colores
salieron de mi boca
dijiste: flor
y una orquídea
—de vainilla—
abrió sus pétalos en mi pecho
dijiste: verde
y mi vientre se cubrió de musgo.
Era el día uno
dos
tres
el que quisiéramos nombrar.
IV
Tu voz cóncava atravesó la primera luz que iluminó mi espalda,
luego,
dije: miedo
dije: mañana
dije: nosotros
pero ya habíamos ensordecido,
era la condena después de profanar la palabra.
Supe de un día último:
tu lengua sería la mía
mi voz renacería en la tuya.
V
Ahora esperamos.
En la comisura de la palabra,
en el quicio donde se marchita lo que una vez tuvo nombre.
Nuestra lengua madre prometió volver
y la esperamos en silencio.
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