Catulo a sí mismo |
Desdichado Catulo, deja de cometer locuras
y lo que ves perdido, dalo por perdido
Catulo
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L o que se ha roto, Catulo, que así continúe,
no hay más;
querido es el recuerdo,
queridos los últimos besos,
el último abrazo, el calor de su mirada.
Pero no hay más,
entiende, Catulo, que no hay nada más,
antes bien espera aún lo peor,
espera lo que aún habrás de perder,
espera los chismes, la burla, el escarnio,
la feroz emboscada,
el cepo carnicero
en que se ha convertido aquella
que te amó algún día.
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Dibujos de Itzel Paola Montes Quezada,
ENAP, UNAM
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Idus de octubre
Catulo al nuevo amante de Lesbia
Apiádate, Rufo, de este pobre amante,
y no rías cuando Lesbia
me hace burla o me mira con desdén,
cuando te cuenta
de mis técnicas amatorias,
de las dimensiones de mi hombría
o de mis versos críticos que no lastiman a nadie.
Apiádate de mí, Rufo, por favor,
pero sobre todo apiádate de ti mismo,
¿qué no te das cuenta,
que cuanto más gruñe y ríe
más herida y más enferma está de mí?
Cavafis a un moderno Ulises
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Los días del pasado quedan atrás,
lúgubre hilera de velas apagadas
C. P. Cavafis
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Ya empezado el camino
no mires hacia atrás,
no pienses en el regreso
y sigue adelante,
no eches de menos
lo que nunca fue tuyo,
únicamente se fiel al camino,
pon siempre los ojos hacia delante
y no vuelvas,
piensa que nunca habrá una Ítaca
ni una Penélope que te aguarden.
Osip Mandelstam a Marina Tsvetáieva
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Te diré una cosa:
encuentro en ti sufrimiento
en vez de alegría (…)
Sin embargo, te llamo
O. M.
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Conmigo no hacen falta las palabras,
mírame,
te he dicho que acepto,
que de ti lo acepto todo:
el frío de tus labios,
el vacío de tus ojos,
la inmensidad de tu cielo muerto.
Pero no hables,
bésame si me quieres besar,
mírame a los ojos, amor mío,
yo acepto, yo necesito
tu mundo enfermo y doloroso.
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