No. 123/ENSAYO |
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El kitsch y su vinculación con los arquetipos del bien y el mal
en la lucha libre mexicana |
Fátima Castro Rodríguez |
INSTITUTO SCIFI |
Hay hombres que luchan un día y son buenos
hay hombres que luchan un año y son mejores hay quienes luchan muchos años y son muy buenos pero los hay quienes luchan todos los domingos ésos son los chidos. Botellita de Jerez, Guacarrock del Santo
Dentro de esta mezcla entre lo mundano y lo divino encontramos dos bandos: “rudos” y “técnicos”, preceptos carismáticos del entretenimiento del vulgo, síntesis inversa del circo romano —los cristianos se comen a los leones— precedida por la máxima autoridad, que es ahora representada por el Consejo Mundial de Lucha Libre y la creadora de ídolos populares AAA. II. Rudos y técnicos
¡Los luchadores limpios, son luchadores
que no saben hacer nada, son unas niñas, son unos llorones, nosotros somos los mejores luchadores, los rudos! Abismo negro5
En la prehistoria se creaban esculturas sin rostro que conferían el don de la fertilidad a todas las mujeres. Colocar un rostro en éstas volvía el don privativo del sujeto de la imagen. Este pensamiento mágico nos dirige por tanto a suprimir la identidad de aquellos que enarbolan tal o cual característica particular a un grupo de gente, de esta forma los rudos y los técnicos se ven representados con máscaras y atuendos que encarnan al concepto y ocultan la identidad ya que fungen como representantes de la misma. De igual forma encontramos en la lucha libre referencias al mito bíblico de Sansón y Dalila, retomado de forma característica a través de aquellos luchadores no enmascarados representantes del concepto del hombre que no trasciende a un plano superior al Yo. La fuerza poseída no es como la virtud —conferida de forma infusa— sino que recae en su totalidad en la cabellera. Al ser ésta cortada por un rival, todo poder concedido desaparece dejando al perdedor a su merced. Al hablar de las peleas entre rudos y técnicos y del lugar donde se desarrollan, cabe mencionar que el ring es un arquetipo representado por el cuadrado, símbolo de la organización, lugar donde se realiza la lucha del bien contra el mal, inequívoco indicador del trabajo del imaginario para el que la lucha tiene el significado del equilibrio universal y el conflicto interno del hombre, ya que el bien no siempre gana la batalla. III. Santo el enmascarado de plata Comienza la conciencia del kitsch en el establishment y surge el mito del luchador inmortalizado por la máscara de plata. Compite en tierra católica en popularidad con el Papa ya que también tiene su lugar de honor en los peseros al lado de las estampitas de su “sabridad”. Despersonalizado en nombre de la virtud, el hombre fue engullido por el mito y todo rezago de marketing fue heredado a su legado —el Hijo del Santo—, quien atizó la llama del fervor popular por el ídolo de las masas. Santo fue siempre lo que el pueblo quiso que fuera. En una entrevista realizada por Rubén Sano, Santo el enmascarado de plata dijo lo siguiente: “Mira, para filmar una película del Santo se ha llegado a la conclusión de que las películas de terror le encantan a la gente; los temas de monstruos son de sus preferidos y se filma este tipo de cine pensando en ella”7 y pensando en la gente Santo se sacrificó a lo que podría parecer mandato superior del más terrible de todos los jueces: el pueblo. El legado del Santo no lo constituyen sólo las innumerables películas o crónicas de las luchas en el ring, el Santo es una imagen tan fuerte como la del mismísimo Pancho Villa, es el molde con el que se formaron más de dos generaciones de la llamada low people —actualmente ha sido retomado por otros estratos fuera del nicho original. La lucha ya no es un concepto privativo de un grupo en particular, es actualmente uno más de los elementos que nos identifican internacionalmente, ahora ya todos quieren ser como el Santo: Feos, Fuertes y Formales. IV. El presente de la lucha libre Las debilidades, fortalezas y excentricidades de estos personajes salen a flote a la hora de la lucha; el vestuario rebuscado y la aparatosa y sobrecargada presentación del luchador para el encuentro es lo que el espectador crea en su idealización del conflicto universal entre el bien y el mal, de otra forma éste se sentiría estafado y defraudado en la parte subconsciente de él que permanece en la niñez eterna, donde el vínculo y la idealización paterna es perpetua y constante, siempre representada por el luchador, poderosa imagen que es capaz de las más arriesgadas hazañas con tal de lograr el entretenimiento masivo.
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1 C.G. Jung, Realidad del alma.
2 Abraham Moles, El kitsch, el arte de la felicidad. 3 Ídem 4 Datos obtenidos de la página oficial del Consejo Mundial de Lucha Libre, www.cmll.com 5 Entrevista para UNIVISIÓN por Rubén Cruz, 25 de septiembre de 2001. 6 Su película Santo contra las mujeres vampiro fue ovacionada de pie en el Festival de San Sebastián por la crítica francesa, que la catalogó como una película surrealista. 7 Rubén Sano entrevista a Santo el enmascarado de plata, www.santoelenmascaradodeplata.com
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N. de la E. Este ensayo resultó ganador de mención en el Concurso 33 de Punto de partida.
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