Sueño perpetuo
Para Octavio Paz
Cae un fruto
De la rama del árbol mayor
Es tu sueño
Éste a su vez
Goteas sueños que caen
A los árboles
dormidos.
Inmenso
El delirio se proyecta en tu frente.
Trozo terráqueo
Arrancado al páramo consciente
De los ojos abiertos.
Estéril plaza que incuba la fertilidad.
Tu mirada anda de lado a lado
Entre los bosques
Ónix
Obsidiana
Jade
Infinita turquesa.
Los dioses tejen frazadas
Para abrigar la mirada de tu sueño.
Boca abajo
Las piedras
Oyen que vas y vienes
Preñando sombras
Amando con la lengua
Preñando sombras con tu baba:
(Hun-hunapú
Vena que aflora del silencio
Y sangra la materia que lo conforma
Boca que ha engullido al mundo
Al tiempo
Otro tiempo
Y ahora la espeta
Lo eructa
Lo derrocha).
Indescifrables noches
Convergen en la marea
Del pensamiento
Cae un fruto
De la rama del árbol mayor
Es tu mirada
Que termina en sueño
Es tu sueño
Que no termina
De soñarse
De soñarnos

Parque
Para W.R. y M.M.
Pesa la memoria.
Gotean los días pasados
De una herida a punto de cerrarse
Pero no sana
Es un parque
Es un mediodía
El invierno recorre las calles circundantes
Moja como un oleaje
Los litorales del recuerdo
Es este mismo sitio
Quince años atrás:
Vestías la tarde
Como un atuendo de plumas
Flotabas
Entre las ramas de los sauces
Y el tiempo
Como un hormiguero
Hervía
Son las cinco de la tarde
El sol asoma apenas sus intenciones
Hay una mujer cubierta por mis labios
Digo su nombre
Y está a dos pasos de tocarme
Digo música
Y una parvada dibuja signos en el cielo
Digo silencio
Todo se detiene
La mujer duerme
Sueña con pájaros
Que atraviesas los muros de la tarde
Luego sueña el mar
Yo escribo encaramado en una barca
Cruzo su sueño
Galerías reminiscentes
Que se quiebran al sonido mínimo
Túneles oscuros
Que ilumino con mi tea de soles
Escribo sueño
Y pasan por mi frente
Los párpados del mundo
Cerrados para sí
Y es todavía la tarde
Y todo está en calma
Hay de repente
Las cosas de este mundo
Dormidas
Se sueñan a sí mismas
Si las toco
Despiertan
Hablan por el tacto
Se mueven pero no las vemos
Porque aún no abrimos los ojos
Todo está quieto
El silencio pasa su mano insomne
Por el lomo del día
(Perro furibundo que sólo el amo aplaca
que sólo el amo aprecia)
Canta su canción el silencio
Y enmudece todo
El follaje de los árboles
Cae
Como una mirada
Sobre quien habla
Golpean las puertas del mundo
Sus verdes nudillos.
Se abren éstas:
El tiempo está dormido
Sin conciencia
Existe
En otro sitio
No en este
Se abren las puertas:
Todo se mueve
Hay una danza monocorde
Los objetos
Sin nombre
Son
Se tocan
Se miran
Se penetran

Todo se mueve
Todo hace ruido
Pero es aquí
Del otro lado del umbral
Del umbral que está en este sitio
Que es todos los lugares
Todas las cosas
Sincrónico
El festín
El aquelarre
Se expande
En el principio
Una mujer me abrió
Las puertas del mundo
Y se han ido cerrando
Poco a poco
Sólo de vez en vez
Por las rendijas
(El poema)
Lo miramos
Ahora
Que todo está quieto
Desde hace siglos
O sólo dos minutos
Una mujer me abre las puertas
Del mundo
Todo se transfigura
Se transforma
Se transfigura
Viene de nuevo el golpe
Del oleaje
De las horas
Estoy ciego
Las cosas se cierran tras de mí
Se mueve el poema
Es tiempo regresa
Mastica con sus dientes infectos
La existencia del todoquesomosmundo
Estoy ciego y veo
Las cosas inmóviles
Sus nombres me pesan
Como el letargo de estar vivo.
El azar es lo único que conservamos
De aquella casa real
Es el parque
Yo estoy sentado
En medio de la noche
Serpentea la nostalgia
De las cosas perdidas
Prendo un cigarro
Lo fumo con al calma
Que las horas han dibujado en mi cuaderno
Expulso el humo
Como quien ignora que existe la muerte
En la oscuridad
Avanzan las murmuraciones
De los grillos
Recordatorio para un breve final
La tarde deja caer sobre los árboles
Una sentencia de pájaros.
Hablar para olvidar que estamos vivos,
Para no pensar que la tarde
Trama su venganza para el día siguiente.
Mis pensamientos recorren el día
Como una marejada,
El olvido es este tranvía
Que pasa en otro tiempo.
El sol se deja resbalar por los recuerdos.
Una golondrina que pasa volando
Sobre el oleaje bruñido de los autos
Es esta mirada.
Una mano se alarga
Y me coge del brazo:
El pasado.
Esta ciudad de pasos inconclusos,
De historias a medio escribir;
Cierra sus puertas al día.
El fin del mundo es este
Atardecer tan cotidiano,
El desastre es el mismo siempre
(agua astral
que gotea sobre los sueños
de los hombres),
Este silencio de los hombres,
Este murmullo de las bestias mecánicas.
El lomo cobrizo de la tarde,
La desintegración de la palabra del día,
El asombro vedado de la vida,
La noche que se descuelga
De las paredes de la noche
Como un contraveneno
Para el veneno del día.
Porque callando
El mundo deja desbocado su tacto,
Porque en silencio
La noche llega más despacio;
Porque soy hombre:
Miro
Hablo.
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