Category: No. 0206

  • 0206 – Un Madrid de la mente – Martha Asunción Alonso

    0206 – Un Madrid de la mente – Martha Asunción Alonso

    Un Madrid de la mente / No. 206

     
    Madrid, 1986



    Mutaciones poéticas

    En mi familia no hay poetas.

    Pero mi abuelo Gregorio,
    cuando regaba el huerto en Belinchón,
    se quedó tantas tardes
    velando las acequias, murmurando:
    No bebemos
    el agua: es ella quien nos bebe.
    El agua
    es
    la mujer.

    No, en mi familia no hay poetas.

    Pero una vez, muy niña, encontré cáscaras
    de huevo azul
    a los pies del almendruco.
    Se las mostré a mi padre y mi padre, silencioso,
    me enseñó a hacerles un nido
    con ramaje;
    y me enseñó por qué: hay pedazos de vida
    que son
    sueños enteros.

    En mi familia, os digo, no hay poetas.

    Pero cuando mi bisabuela
    Asunción
    contempló por vez primera el mar
    —la primera y la única—,
    me cuentan que se quedó muy seria, muy callada,
    durante un ancho rato, hasta que dijo:
    Gracias
    por
    los ojos.

    No sé de dónde salgo. En mi familia
    no hay poetas
    malos.

    (de Wendy)

    Línea 6

    Todo lo que merece algo la pena
    es circular. Tus pupilas.
    Los neumáticos de aquel Seat Ibiza que tuve,
    ya sabes: tus pupilas y las aceitunas
    y aquella tarde en Ávila con Santa Teresa.
    Cuando volví a encontrarte,
    llevabas un anillo en el dedo meñique.
    Me dejaste probármelo. Yo estaba mareada.
    Gilipollas. Todo lo que hemos sido,
    la forma en que estuvimos una junto a la otra,
    nuestro amor, todo y nada, es circular.
    El recuerdo. La samba. Carteles
    de Se Alquila por la glorieta de Bilbao.
    Todo lo que te quise.
    La línea seis del metro. Estas ganas de hablarte.
    La espera: circular.

    (de Detener la primavera)

    Me arrugaron los mapas

    Si alguien me ve pasar, que me lo diga.
    Yo no sé a dónde voy, con qué piernas salí
    esta mañana de mi casa,
    ni qué casa.
    De las velas sopladas crecieron muy temprano
    los insectos, yo vi soles en miniatura tatuados en sus
    alas.
    Tomaron el control de mis zapatos,
    mi sexo,
    los lunares que fui capaz de amar cuando era virgen.

    Me arrugaron los mapas. Ahora
    debo andar por el mundo en hueso vivo,
    como alma que se llevara un ángel
    colocado de crack.
    Si alguien me ve llorar, NO
    me lo diga.

    Lost generation

    Era un mundo sin protección solar.

    Los sueños, las inmensas
    antenas parabólicas sobre los tejados,
    monos azules
    tendidos en patios interiores: mapamundis
    proféticos tras las manchas de aceite.
    No teníamos miedo.
    Fuimos a escuelas donde los maestros
    habían llevado luto por nosotros,
    que estábamos llamados a heredar
    la transparencia.
    Dicen que a la salida alguien nos daba
    caramelos con droga.
    Yo nunca tuve dudas. Era nuestro destino:
    ser una nueva raza de gigantes,
    hombres libres, mujeres que haríamos
    el trabajo de cien hombres.

    ¿Cómo no ser valientes? Pasábamos
    agosto con abuelos
    que habían sudado todo el frío del país.
    Fumaban y tosían
    y aflojaban bombillas porque la luz
    no es gratis, no. También tuvimos padres,
    una nación sonámbula de padres
    que venían del sur.
    Por la noche, volvían tarde a casa
    y exclamaban: “¡Señor,
    ya me sacas al menos dos cabezas!”

    Éramos los mayores.
    Crecimos un centímetro diario y
    estrenamos mallas, ternura primogénita,
    zapatillas Paredes
    que atravesaban yonquis en la noche
    para aprender francés.
    Duendes únicos. Magos
    de la calcomanía. Todo se nos quedó
    pesquero tan deprisa:
    el Colacao, los paraísos para mascotas
    olímpicas, los cromos,
    la fe de nuestra primera comunión.

    Cuando al fin llegó el metro a nuestro barrio,
    fue demasiado tarde.

    Ya estaba preparado el plan de fuga.

    (de La soledad criolla)

    Amoramor

    La palabra AMOR no está registrada en el diccionario. La que se muestra a
    continuación tiene formas con una escritura cercana.

    Aquella tarde descubrimos que el DRAE no recoge el AMOR como lo buscábamos y queríamos: con mayúsculas. Propone a cambio, por si cuela, una mustia imitación en minúsculas. Bisutería. Seguimos leyendo, curiosos, a ver de qué estaba hecho el académico sucedáneo:

    amor.

    (Del lat. amor, –ōris).

    1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

    ¿¡Insuficiencia!? ¿¡Necesitar!? No. Lo que nosotros pedíamos era un amor de naranjas enteras. Un amor anacondo. Un AMORAMOR.

    ¡Al infierno los diccionarios!

    Provisionalmente, para no dar la tarde por perdida, de entre todas las demás acepciones de mercadillo que nos regateaba la RAE, terminamos merendándonos la octava:

    8. m. p. us. Apetito sexual de los animales.

    Después nos marchamos al zoológico.

    A abrir la jaula de los elefantes.

    (de Wendy)

     

     
     

    Martha Asunción Alonso es autora de los libros Cronología verde de un otoño (Universidad Complutense de Madrid, 2009), Crisálida (Alhulia, 2010), Detener la primavera (Hiperión, 2011), La soledad criolla (Rialp, 2013) y Wendy (Pre-Textos, 2015).

  • 0206 – Un Madrid de la mente – Juan Bello Sánchez

    0206 – Un Madrid de la mente – Juan Bello Sánchez

    Un Madrid de la mente / No. 206
     
    Santiago de Compostela, 1986


    Turismo de interior

    En la ventanilla, la distancia verde
    que ensaya la hierba. Pienso:
    aproximarse al océano es alejarse
    de la orilla. Coinciden los neumáticos
    con el asfalto dócil.
    Nos marchamos de algún lugar
    que todavía no conocemos.

    En la ventanilla, el horizonte entra
    en la puesta de sol con los pies
    sucios. Nuestros ojos mansos acuden
    a la sombra de los árboles. Tendemos
    a refugiarnos en lo cotidiano,

    como ciervos que bajan a beber
    al mismo río, aunque el agua sea otra.

    (de Todas las fiestas de mañana)

    Nada extraordinario

    Echas una ojeada a la calle
    donde no sucede nada extraordinario,
    o todo es tan común
    que no le dedicas demasiada atención.

    Lo cotidiano
    lucha por vencer su transparencia.

    Y entre todas esas cosas
    —el sol que cae de los árboles,
    los coches cansados,
    la mujer empujando el carrito de un bebé—
    va ofreciendo puerta por puerta
    el vendedor ambulante
    una primavera en miniatura.

    La velocidad de las cosas cuando nadie mira

    La casa se mueve muy despacio,
    como una alfombra
    sobre la que se revuelve la hojarasca.
    Los huecos que dejan las personas
    cuando se marchan
    dan forma a las sillas.

    Miro el otoño: la distancia es mayor
    en los cajones
    donde hay fotografías o cartas.

    Las cartas llegan siempre
    desde algún punto del pasado, pienso.
    Y el pasado es un barco
    que no termina nunca de hundirse.

    Lugares que no reconoces porque está oscuro

    La noche me queda floja como un anillo vacío,
    lo envuelve todo igual que papel de regalo,
    sus luces artificiales. Antes corríamos
    como un carrusel, si un carrusel pudiera correr.
    Pienso en eso y en la ropa cómoda de verano,
    en tus manos o un ancla
    buscando el fondo de algo,
    en todas esas gaviotas instaladas en la soledad.

    Abro una ventana y la noche entra al salón
    arrastrando sus zapatos negros. Lo perdido
    casi siempre tiene el olor del mar.
    Pienso en eso y en el crucigrama de huellas
    que queda desordenado en la orilla.
    Una noche sin luna. Y el frío
    que me obliga a cerrar de nuevo la ventana,
    construida ya toda esta intemperie.

    (de Nada extraordinario)

    La lavandera

    Volvía por el camino más largo de la tarde,
    una mujer lavaba a mano un montón de ropa
    sobre la piedra de un viejo lavadero.
    El agua que arañaba las prendas estaba helada,
    el cielo enrojecía lentamente.

    Ya me estaba alejando cuando la mujer me dijo:
    Ésta sólo es otra forma de mirar las cosas,
    más limpias, más puras,
    dejando que el agua las cruce.
    Y continuó lavando la ropa,
    el sol acabándose poco a poco.

    La limusina

    La grata sensación de haber ganado tiempo
    al salir de una avenida llena de gente
    para seguir por una calle desierta.
    El brillo del sol contra el buzón amarillo,
    las telas bailando en la mercería cerrada,
    las plantas en un balcón,
    persiguiendo nada.

    Qué haremos ahora, me preguntas.
    Dejar que oscurezca, supongo,
    o empujar nuestras cosas un poco más adelante,
    donde la memoria
    es una limusina con los cristales tintados,
    imposible ver quién va en su interior.

    Una idea del atardecer

    Pasas por una avenida llena de gente,
    las ocho de la tarde y todos miran algo
    que no aciertas a distinguir,
    los edificios alrededor parecen fichas de dominó
    a punto de caerse, uno tras otro,
    justo cuando decidas darles un pequeño empujón.
    Es como un incendio, te dice alguien al oído,
    empieza muy despacio y, sin que te des cuenta,
    lo consume todo.

    ¿Y a dónde va después?
    ¿Qué hace cuando ya no queda nada
    y el autobús urbano sigue con su ronda,
    indiferente, únicamente cambiando
    a toda esa gente de sitio?

    Ultramarinos

    La vieja tienda de ultramarinos
    cierra a las ocho de la tarde.
    Cuando oscurece, si te fijas bien,
    puedes ver un puñado de estrellas
    brillando sobre el mostrador.

    Apenas una ráfaga de viento
    sería capaz de apagarlas todas.
    Por eso cada noche bajo hasta su puerta
    y me mantengo despierto, vigilando.

    (de Motel Memoria)


    Juan Bello Sánchez ha publicado los libros de poemas El futuro es un bosque que ya ardió en alguna parte (La Bella Varsovia, 2011), Talk about the blues (Origami, 2014), Todas las fiestas de mañana (Pre-Textos, 2014), Cuatro canciones (Ártese Quien Pueda, 2015), Nada extraordinario (Pre-Textos, 2016) y Motel Memoria (Valparaíso Ediciones, 2017).

  • 0207 – Editorial

    Editorial / No. 207

    La Dirección de Literatura de la UNAM, que publica esta revista, coordina un programa de talleres de creación literaria en distintos planteles de bachillerato y licenciatura de la Universidad, herederos de aquellos que desde fines de los años sesenta y en la década del setenta impulsaron Margo Glantz y Eugenia Revueltas como parte del proyecto Punto de partida —son ya legendarios los impartidos por Miguel Donoso Pareja y Juan Bañuelos en Ciudad Universitaria—. Estos talleres constituyen un esfuerzo formativo para apoyar y encauzar el interés de jóvenes universitarios que, bajo la tutela de un sólido grupo de maestros y con la dinámica de continuidad que implican, pueden —o no— reafirmar una vocación por la literatura.

    Punto de partida presenta una selección de textos producidos en estos grupos, a manera de incentivo y promoción del trabajo de los participantes y de sus maestros. De los ocho estudiantes incluidos en este dossier, y en correspondencia con su grado académico, unos empiezan a escribir y otros ya tienen un cierto camino andado. Los más jóvenes, alumnos de bachillerato —Jared L. Morales, Araceli Amador y Citlalli Mendoza—, abordan la minificción con énfasis en la búsqueda del cierre sorpresivo, a excepción de Abril Ramírez, quien se decide por el ejercicio analítico del ensayo. Por su parte, Karla Páez y Andrea García, de la FES Iztacala y la Facultad de Derecho respectivamente, participan en es ta muestra con sendos poemas; mientras que Francisco Fer nández y Raúl Solís, del taller de creación impartido en la Fa cultad de Ciencias Políticas y Sociales, presentan cuentos. En el caso del segundo autor, su texto puede considerarse un claro ejemplo de hibridación entre el periodismo y la ficción. Para cerrar el círculo —o abrirlo— incluimos en Del Árbol Genealógico un conjunto de prosas del narrador, poeta y ensayista michoacano Gustavo Ogarrio, quien además se desempeña como profesor de Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de esta institución.

    Al margen del dossier, el número presenta la colaboración de tres poetas que perfilan ya una carrera sobre saliente: Aurelia Cortés Peyron articula distintos discursos en seis poemas que forman parte de su proyecto como becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; Julia Piastro comparte tres piezas en que la voz poética recrea con precisión su tránsito por una zona de la Ciudad de México, y el costarricense Ismael Murillo aborda la enfermedad y el dolor en una serie de prosas. Además, publicamos a los ganadores del concurso La crónica como antídoto / Las dimensiones del ocio, convocado por el Centro Cultural Universitario Tlatelolco y las direcciones de Literatura y Fomento Editorial de la UNAM: Leonardo Tabares, con una plena reivindicación de la vida al margen de la sociedad de consumo en su crónica “Vivir sin un peso”; Xóchitl Rivera, que narra el día a día de una barista en una secuencia de viñetas entrañables, y Héctor Ríos, quien conduce al lector en un recorrido periodístico por los canales del único remanente de la otrora lacustre Tenochtitlán: Xochimilco.

    Mención especial merece el portafolios del artista visual Javier Peláez que discurre por las páginas de esta edición. Se trata, en su mayoría, de un conjunto de tintas realizadas a manera de tarjetas postales que forman parte de su serie Sombras de Tokyo, producida como resultado de una residencia artística en Japón el año pasado. A propósito de este trabajo, incluimos en El Reseñario un texto del curador Christian Barragán estructurado en un formato que se corresponde formal y conceptualmente con la serie gráfica de Peláez.

    Para finalizar este comentario, reiteramos la invitación a nuestros lectores a participar en el concurso literario y gráfico de Punto de partida, cuyas bases pueden consultarse en <www.puntodepartida.unam.mx>, y que cierra el próximo 12 de marzo.

    Carmina Estrada

  • 0206 – Editorial

    Editorial / No. 206

    Como cada año, Punto de partida dedica un número especial a la nueva literatura del país, región o ciudad invitado a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, con el ánimo de propiciar el contacto de nuestros lectores —jóvenes universitarios esencialmente— con obra escrita por autores generacionalmente cercanos de otras latitudes en habla hispana. Esta vez, la fiesta de los libros está dedicada a la ciudad de Madrid, por lo que presentamos una muestra de escritores —siete mujeres y cuatro hombres— nacidos entre 1982 y 1991, seleccinados por el poeta y crítico Martín López-Vega y antecedidos, en la sección Del Árbol Genealógico, por un poema inédito de la madrileña Julieta Valero, quien generosamente comparte con el público de esta revista una pieza notable sobre el paso del tiempo.

    Para el compilador Martín López-Vega, Madrid es “una ciudad que acoge […] abierta, generosa con quien llega, curiosa y receptiva”. Desde este lugar ha integrado una selección no exclusivamente de poetas nacidos en la capital española, sino de aquellos que habitan, como él ha titulado el dossier, “Un Madrid de la mente”. Un grupo de escritores nacidos en distintas regiones del país que radican, visitan o asumen a Madrid como el territorio de su poesía. Así, abre la muestra con un breve poema en euskera —y su versión en castellano— de Hasier Larretxea, y lo cierra con fragmentos de otro en el que Sara Torres aborda, desde la experimentación con la forma, una fiesta tradicional: la verbena de agosto. Entre ellos, un abanico plural de recursos, temas, acercamientos: la irrupción de la memoria —el paisaje y la lengua—, como en Fruela Fernández y el mismo Larretxea; un énfasis en la creación de personajes e intención narrativa, como en Ángela Segovia y Elena Medel, quien aborda con pericia las relaciones de poder y género; la crudeza con la que Martha Asunción Alonso mira a su generación; la ironía y el humor cáustico en el largo aliento de Berta García Faet; la experimentación formal tan contemporánea de María Sánchez y el carácter íntimo que da fe del azoro ante una vida nueva en los versos de Luna Miguel; la intensidad en la voz de Pablo Fidalgo, o el mesurado acercamiento de Juan Bello a lo “Nada extraordinario”, como nombra uno de los poemas seleccionados por López-Vega para este número que es, en sí, un compendio de voces de una generación a la que le tocó en suerte atestiguar tanto la bonanza como la crisis.

    En cuanto a la imagen que recorre estas páginas, publicamos una serie de la artista Elena Díaz, egresada recientemente de la Universidad Complutense. En 1,2,3. Los lugares de mi memoria, producida formalmente como fotolibro y presentada en estas páginas siguiendo la línea narrativa original, Díaz reflexiona sobre la identidad y la interrelación familiar a partir de un reportaje de tres familias en las cuales la vida gira alrededor de un enfermo de Alzheimer. Un trabajo conceptual concretado en una secuencia de imágenes poderosa e inquietante.

    Para cerrar este comentario, agradecemos a quienes con su gestión y contactos propiciaron esta edición: Elena Vozmediano, Miguel Ángel Blanco, Claudi Carreras, Gonzalo Golpe y Luis Castelo. A los poetas que integran “Un Madrid de la mente”, así como a los jóvenes lectores y escritores mexicanos que nutren las distintas publicaciones del proyecto Punto de Partida, les reiteramos la invitación a seguir tejiendo redes entre las diversas literaturas que habitan la lengua castellana.

    Carmina Estrada

  • 0206_Del Árbol Genealógico – Julieta Valero – Tiempo

    0206_Del Árbol Genealógico – Julieta Valero – Tiempo

    Del Árbol Genealógico / No. 206
    Tiempo

     
     
     


    (I)
    Concretamente el peine trabajando las crines de un caballo
    imagen del tiempo que cae suave sobre nosotros

    más cierta que una partida de nacimiento
    menos que las manos de esta anciana que va conmigo en el tren

    baobab, regazo

    pero la Sintaxis

                    yo no he estado en el adentro de mi madre ni fui rosada irreprochable
                    no sigo regresando sin zapato del colegio nunca
                    me atacaron tres perros entre sí atados familia locos
                    de abandono y costras de porquería algo

                    algo se imprime estuco fresco de los nueve
                    fue en mí el exceso el año que pasamos en Caracas

                                               los melones como vainas de otro planeta
                                               el diluvio cada día a las tres la cola torrencial de pobres
                                               hurgando nuestra basura había niños
                                               de mi padre y sus mujeres de las comidas
                                               de negocios los gritos de madrugada siguen
                                               haciendo madurar el silencio

    (II)
    Hablar con mucha gente
    Que mucha gente escuche a uno solo
    Bendita retracción de soledad y ruido el tren
    Es el poema el poema está siendo escrito
    Por una anciana imposibilidad que sucede

    (III)
    un piano
    el presente se tumba y deja hacer

    (IV)
    Sufrimiento de nombres inscritos en el árbol

    pero entonces fue desgarro hacia dentro todo
    tejido visible ahora la dicha es devastadora

    lo que sé termina en este verso intocada voy
    a irme de ellas esplendente

    (V)
    Pequeña bombilla azul que decretamos Fantasma.

    A punto de dormirse parpadea
    alas de resistencia al adiós breve hay que seguir la inclinación

    me dice Mamá, no tengo tiempo ¿No tienes qué? No
    tengo tiempo en los ojos…

    Y se duerme.

    (VI)
    Una sorpresa sin instante, todo cuerpo:
    Envejecer. Envejecemos.

    (VII)
    No cabe mi amor por ti en este rato ni
    mi vida cupo nunca en su vestido.


    Julieta Valero (Madrid, 1971). Es autora de los poemarios Altar de los días parados (Bartleby, 2003), Los heridos graves (DVD, 2005; IV Premio de Poesía Radio Joven de RNE-R3; edición digital: Musa a las 9, 2014), Autoría (DVD, 2010; XXII Premio de Poesía Cáceres Patrimonio de la Humanidad y Premio Ausiás March 2010, el cual fue elegido como uno de los diez libros del año por Quimera, Babelia y El Cultural) y Que concierne (Vaso Roto, 2015, elegido como uno de los tres mejores poemarios del año por El Cultural y ABC.es). En Libro de las conjugaciones. Antología 2003-2015 (Ediciones del 4 de Agosto, colección Planeta Clandestino, 2016; selección y preliminar de Marta Agudo) se puede leer un recorrido por su escritura. Otra propuesta antológica figura en Función de vida (Ejemplar Único, 2016). Es coautora de La nostalgia es una revuelta. Las postales de Julieta Valero y Oleñka (Tigres de Pa-pel, 2017), donde conviven imagen y prosa.

  • 0206 – Un Madrid de la mente – Sara Torres

    0206 – Un Madrid de la mente – Sara Torres

    Un Madrid de la mente / No. 206
     
    Gijón, 1991


    YO ABRO TU PECHO
    Yo retiro la presión de las costillas
    Hasta que tus pulmones se hinchan con gozo
    Aumentan en tres su volumen

    El aire que incorporas te hace levitar
    Sobre las sábanas
    Con la obstinación del corcho
    Abandonas el fondo
    Te impulsas hacia la superficie

    Yo insuflo más aire desde tu ombligo
    No cesa esa sed
    Algunas burbujas de oxígeno se forman
    Desatan tu risa

    Ríes voces
    Rastreo la genealogía de tus cantos
    Yo te pregunto
    Tú contestas:
    Sobre las voces nada sé que pueda explicarse

    Tómalo así por cierto

    Tú me recoges y me llamas junto a ti
    Diriges mi barbilla e introduces tu lengua
    En esta boca de labios entreabiertos
    Tú hablas dentro
    Tú gimoteas y cantas dentro
    Tú contestas:
    Sobre las voces nada sé que pueda explicarse

    Tómalo así por cierto

    Verbena de agosto

        Sobre un carro de dos ruedas los personajes del carnaval de Agosto van  Sobre un carro de dos ruedas barriles de miel con  celdas hexagonales celdas de cera pura mastican en la boca y luego tragan o la escupen sobre el pasto que el carro va dejando atrás  Sobre un carro de dos ruedas recipientes de cristal llenos de huevos de ave  huevos blancos hervidos brillan al sol  se toman con sal y pimienta negra  se extraen de botes con el índice y el pulgar  se contemplan antes de que los dientes abran la carne blanca y al sol yema  un astro amarillo en su eje lo desgrana la dentadura que come y sonríe  habla y entona aproxima el zumbido de una coplilla verbena en Agosto

        La sidra se escancia y rompe sobre el cuerpo fino del vaso  Una se lo ofrece a otra dice: frío  el líquido se mantiene fresco  Una le ofrece a otra un cacito de vino en la tapa de un termo  Le ofrece con las dos manos  sujeta y entrega un cacito de vino  sonríen los ojos y dicen cuidados  Toma y templa ese nerviosismo de verbena  yo te miro desde el otro extremo del carro donde tocan los tambores y parece que no estoy contigo pero sé cuando se hace urgente ofrecerte el vino  mi cuidado en un cacito

        Las niñas visten trajes tradicionales en rojo verde y azul  lanzan serpentinas al aire y se las enredan en los tobillos  hacen sonar palos de lluvia  Si las miras te miran como si tramasen ríen entre ellas  te vuelven a mirar y su mirada sabe que saben más que tú

        Alguien toca tambores  tocan un instrumento monstruoso de cuerda que hace vibrar las sandías en pirámide apiladas sobre el carro  junto a tu esquina en el carro hecho de palos hecho de madera y cuerdas  hecho de poco más

        Tenías consistencia de lombriz y tus brazos se movían con la cabeza cortada Ibas sola en el carro y las sandías rodaban como reses en espantada hacia el camino Tiempo desacelerado era la caída Tenías cabeza cortada  de lombriz y con tus brazos intentabas abrazar la fruta  Sujetaste una sandía fuerte contra el pecho pero esa también cayó

        Imagina el olor de la fruta despeñada contra el suelo pedregoso
        Imagina el tinte disociado de la sandía
        Sonido es cuerpo hueco  carne de jugo al golpearse
        Dónde están los personajes del carnaval de Agosto
        te preguntas
        te preguntas si siempre fuiste sola en ese carro
        […]

        Ruta manchada  ruta hecha con trozos pulpa semillas excrementos rojos de la fruta
        Seguirás hacia atrás  tras los restos rojos de la fruta
        tras los trestros trojos de la truta
        buscando  en su reverso osososs
        ssss  lo que fue del camino

    (de Conjuros y cantos)

    ::
    la memoria  campo minado
    ¿a salvo tus pies?
    no no saltos en la arena
            montoncito de ramaje
    ocultando la mordida
    trampa dentada
              campo minado
    quien lo cruza lo sabe

    llegas ¿una?
    marcha a trozos
    soplete de despiece
    punto de inflexión
    el atardecer no espera
    y en el descenso
    tu voz
    le suma ruido al ruido
    le suma ruido al ruido

    ahuecas   si se escucha
    el relleno de vacío
    para por decir  para por decir

    resbalan los bordes

    no buscas
    corriente arriba el inicio fue sólo
    una casualidad

    lo que importa es la fuerza
    que acumula
    la caída

    para por decir
    para por decir

    y resbalan los bordes

    (de Phantasmagoria, proyecto inédito)


    Sara Torres ganó con su libro La otra genealogía (Torremozas, 2014) el Premio Gloria Fuertes de Poesía. Su segundo libro es Conjuros y cantos (Kriller 71, 2016).

  • 0206 – Un Madrid de la mente – Luna Miguel

    0206 – Un Madrid de la mente – Luna Miguel

    Un Madrid de la mente / No. 206
     
    Madrid, 1990


    Una semana de vida

    no eres humano. tus orejas pequeños milímetros cómo van a ser humanas. no es humana tu manera de respirar. o ese corazón agitado que nació de un corte en el vientre. corte que no es humano. no es humana esta manera de nacer. esta manera de mecer. esta manera de querer milímetro a milímetro, miniatura a miniatura, piel a piel-pequeña entre mis pechos. me dijeron que eras persona, pero eres pez. u oso. o perro relamiéndose los dedos al sol. no eres humano ni persona: eres ictericia, pezonera y pinza, ojos indecisos que miran con asombro. no eres humano: sólo eres hueso baba. hueso suave. hueso enamorado de llanto y calor.

    ¿Te habrá cambiado mucho la vida, no?

    por ejemplo las peleas con papá son en silencio
    por ejemplo si me masturbo después me lavo
    las manos con jabón muy fuerte
    froto muy fuerte si me masturbo y si me lavo
    froto muy fuerte mis manos y mi conciencia
    por ejemplo no hay tiempo para cocinar
    como pan con aceite y un poco de gomasio
    por ejemplo mi estómago es distinto
    no tolero lo que tú no toleras
    y mi cuerpo se resiste a adelgazar
    por ejemplo los poemas los escribo por las noches
    por ejemplo los escribo a escondidas por las noches
    por ejemplo me importa la política
    o tu futuro
    o desear otro país
    por ejemplo con ojeras también me veo linda
    por ejemplo ahora sé qué significa muselina
    pelele
    dudú
    por ejemplo tengo miedo a olvidar el carmín en la boca
    marcar tu frente con mis labios
    ensuciarte de rojo para siempre
    por ejemplo nunca había amado de este modo
    por ejemplo a veces me arrepiento
    por ejemplo ya no quiero que los gatos duerman
    en la cama
    por ejemplo no me acuerdo de las cosas que han cambiado
    creo que la vida siempre ha sido así
    veloz y peligrosa
    lenta y este ruido
    brillante cuando estoy a vuestro lado

    Los buenos padres

    unos pies que nunca han tocado el suelo
    no deberían ser llamados pies
    en todo caso lo que agita sus dedos
    al final de tu cuerpo
    lo que me da patadas en la cama
    o lo que tocas con extrañeza
    demostrando una flexibilidad increíble
    podría llamarse aleta
    alita
    algo pequeño que sugiere vuelo
    que invita a la velocidad
    algo blandito
    los llamaremos pies
    porque aunque no hayan caminado aún
    lo cierto es que tienen la forma perfecta
    la miniatura perfecta de aquello
    que algún día no muy lejano
    echará a andar
    acaricio tus pies cuando estás dormido
    y la cosquilla te estremece
    acaricio tus pies cuando juegas en la hamaca
    y siento en ellos el fresco y los nervios del verano
    acaricio tus pies al salir de la bañera
    y se me resbalan entre las palmas
    como dos peces de acuario
    unos pocos centímetros de tu carne bastan
    para definir la bondad
    la pulcritud
    la inocencia de un cuerpo
    que nunca toca el piso
    salvo cuando en un despiste adulto
    cae de la cama e impacta
    piel contra mosaico
    cabeza contra suelo hidráulico
    qué ironía
    quizá los buenos padres que han dejado caer a su bebé
    tampoco deberían llamarse buenos padres

    Baño en el lago de Sloterpark

    quería que la primera vez que vieras el mar fuera en el sur
    más concretamente en el cabo de gata
    y más concretamente aún en el arrecife de las sirenas
    o en aquella cala hecha de escombros
    entre las salinas y la fabriquilla
    donde una vez en primavera tuve que lanzar rosas al azul
    quería eso y fui egoísta
    porque en vez de celebrar tu cuerpo en la arena
    de cualquier playa divertida
    yo quise llevarte a la de un recuerdo íntimo
    mirarte vivo allí donde miré la muerte
    y bautizar aquel encuentro
    como una casualidad artificial pero memorable
    sin embargo
    el destino quiso que tus ojos se toparan en agosto
    con el agua extranjera del mar del norte
    y con el barro de los canales holandeses donde los patos
    baten sus alas levantando las mismas gotas
    que salpiqué sobre tu tripa
    el último día de vacaciones en sloterpark
    fue allí donde descubrí que el arrecife
    es un lugar que sólo existe en mi cabeza
    una imagen hecha de sal y espuma
    que lo inunda todo y se parece a tu mirada
    da igual la cantidad de veces
    que te hubiera imaginado en el mar de los deseos
    creo que lo que me libera del miedo y de la muerte
    es verte vivo en todos mis paisajes

     

    (de El arrecife de las sirenas)

    Luna Miguel ha publicado seis libros de poesía, los más recientes son La tumba del marinero (La Bella Varsovia, 2013), Los estómagos (La Bella Varsovia, 2015) y El arrecife de las sirenas (La Bella Varsovia, 2017).

  • 0206 – Un Madrid de la mente – María Sánchez

    0206 – Un Madrid de la mente – María Sánchez

    Un Madrid de la mente / No. 206
     
    Córdoba, 1989


    Biografía

    una palabra
    como el fantasma que asusta
    y huye resbaladizo
    —a veces se ríe como el niño que sabe que sus padres lo buscan y no consiguen encontrarlo—

    una montaña
    que crece y crece
    se hace forastera
    hermana y enemiga
    infinita

    un halo de luz
    o el simple destello

      que surge de una mano que comienza a escribir

    Esta es la mano que cuida

    Yo lo aprendí así:

    1. todo árbol es un conjunto de órganos que realizan una función.

    2. todo animal es un conjunto de órganos que realizan una función.

    3. todo elemento es un conjunto de órganos que realizan una función.

    4. antes de exponer la anatomía hay que comprender y esperar lo que vendrá de dentro.

    5. todo objeto o animal que se quiera introducir se someterá a la cuarentena. Invasión, daño, plaga: aquí no es posible que el riesgo permanezca.

    6. sin la mano que cuida, sin la voz que ordena, comportamiento y especie están destinados a desaparecer. Este es el lazo innato de unión con el mesías y el pastor.

    7. al verse amenazados, tendrá lugar una verdadera digestión del tejido y del cuerpo de todo lo que se oponga a su paso.

    8. vivir en grupo facilita el avistamiento y la detección de los depredadores.

    9. cuando se sucedan acontecimientos anormales en el grupo no habrá ni autopsia ni debate. No se permitirá levantar la vista fuera de los límites establecidos.

    10. después de todo esto, creemos que el lector con inquietudes por saber y conocer se encuentra al fin preparado, en condiciones de comprender el tremendo daño y dolor que ellos, por el bien de los demás, soportan.

    Me lo contaron así:

    a) por lo que todo rebaño es un conjunto de órganos y células que realizan la misma función.

    b) todos los elementos que lo integran pueden no tener la misma fisiología ni los mismos mecanismos de voz y digestión.

    c) es obligatoria la armonía, y el objetivo perseguido nunca cambia: que todos al día siguiente sigan siendo los mismos.

    d) no podemos afirmar con exactitud cuándo surgió dicho comportamiento.

    e) sí alzamos la voz y os decimos que todo está lleno de nosotros.

    f) nosotros —especies invasoras, dañinas, inalcanzables— llegamos al ciclo biológico, abordamos el ecosistema, alteramos el orden y los nichos, llenándolos de diálogos y de amantes.

    g) saben que un animal en vuelo también puede ser una isla: por eso nunca levantan el rostro.

    h) se dejan acariciar por las mismas manos que confían en la cirugía y en la terapéutica; por las mismas manos que realizan el sacrificio y el desollamiento.

    i) nunca los verás llorar. Nunca los verás gritar a la carroña. Porque así fue establecido.

    j) aquí alimentarse de hierba significa lavarse la boca.

    (de Cuaderno de campo)

    I

    Del primer cráter
    vino la pregunta
    ¿cómo se mece a un feto
    en su justo envoltorio?

    del primer pantano
    la duda
    si un animal dormido
    que sueña
    nos engulle
    —como la certeza de la
    madre a las crías
    que no podrá alimentar—

    así nacemos
    así cantamos
    así morimos

    de la primera mancha
    latiendo
    perezosa
    en el trigo

    II

    Nada más conocer a su hermano dijo:
    “Yo soy la montaña”

    y el depredador le recriminó:

    ¿acaso se escribe
    para los desdichados?

    (inédito)


    María Sánchez es autora de Cuaderno de campo (La Bella Varsovia, 2017), su primer poemario.

  • 0206 – Un Madrid de la mente – Berta García Faet

    0206 – Un Madrid de la mente – Berta García Faet

    Un Madrid de la mente / No. 206
     
    Valencia, 1988


    Me gustaría meter a todos los chicos que he besado
    desde el año 1999 en una misma habitación

    me gustaría meter a todos los chicos
    que he besado
    desde el año 1999
    en una misma habitación
    y volver a besar a todos los chicos
    que quiero volver a besar
    y besar en la mejilla (o tal vez en la frente)
    a aquellos a quienes ya no amo
    y decirles a los chicos cuyo nombre no recuerdo
    hola, chico, cómo te llamas?
    y decirles a los chicos cuyo nombre no olvidé
    no me olvidé de tu nombre, y tú?

    me gustaría ponerlos en fila
    mirarles fijamente a los ojos uno por uno
    por orden cronológico
    y asignarles, no un número, sino un color y una temperatura
    y asignarles, no un número, sino una canción pop

    me gustaría ponerlos por parejas y hacer que practicaran
    su expresión oral
    en distintos idiomas
    me gustaría ponerlos en un círculo
    muy grande y muy ceñido en torno a mí
    como si todos los chicos que he besado desde el año 1999
    fueran un solo vestido, un solo vestido rojo de lunares blancos
    un solo vestido que me quito porque tengo calor
    un solo vestido que me quito porque tengo calor y porque quiero
    quedarme
    para siempre desnuda
    con todos ellos en una misma habitación
    cerrada con llave

    me gustaría cerrar con llave esta habitación y no decir nada
    no decir nada durante 3 o 4 minutos
    y que se extrañen un poco
    me gustaría decir luego muy tenuemente, en el momento justo,
    que empiece la fiesta
    me gustaría que se lo pasaran muy bien
    bebiendo ponche comiendo emparedados y bailando
    y que alguien grabara un vídeo
    y que alguien sacara fotos comprometidas
    y que se distrajeran y que se entretuvieran
    porque la vida es eso
    y que pensaran muy sinceramente
    me alegro de haber venido
    qué buena es la vida, qué tristeza
    tenernos que morir
    quiero que se hagan mejores amigos
    quiero que charlen animadamente sobre política verde
    y sobre adverbios
    y sobre cómo es difícil
    recordar ciertos nombres, olvidar ciertos nombres
    y sobre cómo es difícil
    escribir el poema que queremos escribir (que, por supuesto, no versa sobre chicos
    ni sobre los besos de los chicos ni sobre chicos que se transforman en vestidos rojos
    con lunares blancos
    sino sobre política verde, sobre el concepto de verdad y metáfora
    en la filosofía del lenguaje
    de friedrich nietzsche, sobre la luz
    y la oscuridad como verdad y metáfora de ciertas preguntas morales
    que necesitan de otro vocabulario,
    que necesitan de otro vocabulario mejor que no se base ni en titilaciones
    ni en sombras de titilaciones,
    sobre las normas y las transgresiones en la poesía amorosa de alfonsina storni,
    sobre la poesía social de la postguerra española,
    sobre política verde y sobre cómo es difícil
    no pensar todo el rato en ciertos nombres)

    me enorgullezco de haberme besado con chicos tan guapos
    no me enorgullezco de los poemas que he escrito que son obviamente
    malísimos
    sino de los poemas que me leyeron
    todos los chicos que he besado desde el año 1999
    me enorgullezco de recordar ciertos nombres, de olvidar ciertos nombres
    y de estar aquí
    aquí en esta habitación
    aquí en esta habitación cerrada con llave y, a la vez, entreabierta
    la posibilidad de la música, la música que de repente
    empieza a sonar muy fuerte, muy fuerte y todos bailan, todos piensan
    me alegro de haber venido
    me gustaría que ninguno se sintiera desplazado
    y que ninguno se diera cuenta
    de que en realidad lo que yo quiero ahora es hablar a solas con aquel chico
    me gustaría tomar del brazo a aquel chico
    y susurrarle
    sinceramente tenía muchas ganas de tomarte del brazo
    los 2 libros que me regalaste
    me gustaron bastante, los leí en un tren
    sinceramente el episodio de sexo salvaje estuvo genial
    pero opino sinceramente que deberíamos casarnos o algo así, algo bien extremo y bien exaltado

    me gustaría no clasificarlos
    pero estoy segura de que los clasificaría porque clasifico todo
    no lo haría por edad o por nacionalidad o por aptitudes o por estado civil
    habría 2 grupos
    el grupo de los chicos con los que fui yo
    y el grupo de los chicos con los que no fui yo
    (dentro del grupo de los chicos con los que no fui yo
    seguramente habría algún chico impertinente
    que me preguntaría
    oye, si no eras tú, quién eras? friedrich nietzsche? alfonsina storni?
    pero me he preparado una contrarréplica fulminante
    chico, es una manera de hablar, al fin y al cabo siendo rigurosos y siguiendo
    a friedrich nietzsche, la vida es eso,
    maneras de hablar)

    me gustaría volver a ponerlos en fila
    y confesarles uno por uno por orden
    cronológico y por telepatía
    cosas secretas
    del tipo cuando acampamos en la playa
    me sentí tan feliz que me sentí muy triste
    de tener que morirme algún día o del tipo
    una vez chateamos por facebook durante 8 horas
    y amaneció y sentí que la vida era eso
    me gustaría meter a todos los chicos
    que he besado
    desde el año 1999
    en una misma habitación y hacer estadísticas y averiguar
    cómo me gustan los hombres y coger un altavoz y ponerme a declamar
    lo siguiente:
    aviso: de vez en cuando meteré a muchísimos hombres que me gustan
    en un cuarto diminuto, que será metafórico o no será,
    aviso: si pudiera pedir un deseo
    pediría quereros igual y que aquel chico
    estuviera de acuerdo en repetir aquel episodio de sexo salvaje y que aquel chico
    se venga conmigo
    a donde yo diga
    que es básicamente a mi casa
    aviso: tengo muchísimo miedo
    de la locura
    y de la maldad
    y del teatro de eugene o’neill y de edward albee
    aviso: me encantan las enumeraciones
    aviso: hace trece o catorce versos
    he parafraseado a jorge luis borges
    aviso: mis preferencias eróticas están bastante definidas y a estas alturas
    no sé si voy a cambiar
    aviso: aspiro a morirme con mucha tristeza de morirme
    siendo ya muy anciana
    y habiendo acumulado ya mucha sabiduría
    me visualizo claramente columpiándome en una mecedora
    riéndome a carcajadas de un chiste absurdo

    me gustaría volver a ver a todos los chicos
    que he besado
    desde el año 1999
    tal y como eran entonces, y tal y como son hoy
    2 o 3 veces más
    en 2 o 3 fiestas privadas en las que suene de repente
    y muy fuerte
    muy buena música
    todos desnudos, bajo un cielo rojo y blanco que sea como un vestido ajustado
    que me quito porque tengo mucho calor
    tengo mucho calor
    me gustaría volver a ver a aquel chico
    500 veces más

    (inédito)

    Poema sobre mirar el cielo de noche y pensar muchas cosas

    yo que opino que la hipermetropía es una manera legítima de existir y que intento ser buena persona y que estudio mucho ética y metaética y yo que lloro mucho con david hume y con los galgos maltratados y con los viejos maltratados y con la contaminación de las heces de las gallinas y sus obscenas celdas del tamaño de un folio A-4 y sus viscosas fiebres del tamaño de un subcontinente y yo que creo en los tirabuzones de los páramos y yo que ignoro todo y que me pregunto qué hacer con el mundo y su cabello cardado y reseco y cómo tocar sus huesos arcaicos y su praxis y el humo de su belleza impenetrable y yo que siempre siento la presencia de un muro fratricida del sabor umami de la leche cuando quiero verter una palabra amable y desaliñada en la gorra entreabierta del mendigo y yo que sé bastante del amor y que lucho aunque con sueño o con sueños excesivos a favor de la pandemia global de perdón y de esperanza y de cursilería que arrase el planeta tierra tal y como lo desconocemos de una vez por todas y yo que sueño excesivamente sueños de carácter excesivamente erótico y a veces perverso y abrupto y que nunca le perdonaré a mi especie auschwitz el dinero el niño muerto y yo que olvido mucho y que propongo encender una vela con todos vosotros juntos para recordar todos nuestros olvidos y yo que hurgo en la ranura del logos y no encuentro nada y yo que tengo un progenitor A y un progenitor B y un hermano y una hermana y yo que aun así ignoro todo de la muerte y me pregunto qué cantar cuando anochece y qué cantar que no insulte al famélico o al translúcido o a la mujer bajo las piedras del odio y yo que tirito con virginal desasosiego en el instante crítico de tener que elegir color favorito yo me río un poco con envidia, un poco con amargura, sí, un poco con resentimiento, me río de la seguridad ontológica del hombre medieval, sus ojos tranquilos, enternecedores

    (de La edad de merecer)

    Cuestionario pre-matrimonial

    ¿Nos vamos a vivir a un falansterio?
    ¿Has perdido mucho el tiempo?
    ¿Escribir libros tristes es adaptativo?

    ¿No hay cuerpo que no sea, a largo plazo, música?
    ¿Te drogas? ¿Crees en algo? ¿Eres salvaje? ¿Eres anarquista?
    ¿Teísmo, flechas, ritos, pasos?
    ¿Estrías, ascuas, teína, ateísmo?

    ¿Has resbalado por el páramo con una décima de fiebre?
    ¿Ríes a carcajadas por el páramo con una décima de fiebre?

    ¿Escuchas el silencio histriónico de la palabra harpa?
    ¿Escuchas el silencio histriónico de todas las palabras?
    ¿Escuchas el silencio histriónico del imperativo abrázame y,
    verbalizándolo, me abrazas?

    ¿Plagian, pero mal, las palabras a los grajos?
    ¿Los textos de los cuervos? ¿Los cloqueos-contraseña?
    ¿Y el vapor, y el pespunte? ¿La diástole, el párpado?

    ¿Es una herida fresca?
    ¿Tienes mucho calor?
    ¿Nihilismo o pétalo?
    ¿Nihilismo o pétalo?

    (inédito)


    Berta García Faet es autora de los libros Manojo de abominaciones (Ayuntamiento de Avilés, 2008), Night club para alumnas aplicadas (Vitrubio, 2009), Introducción a todo (La Bella Varsovia, 2011), Fresa y herida (Diputación de León, 2011), La edad de merecer (La Bella Varsovia, 2015) y Los salmos fosforitos (La Bella Varsovia, 2017).

  • 0206 – Un Madrid de la mente – Ángela Segovia

    0206 – Un Madrid de la mente – Ángela Segovia

    Un Madrid de la mente / No. 206
     
    Ávila, 1987


    Aventuras de Nanet y Bone

    Nanet ha tenido un parto X pero Bone se roba al bebé con la ayuda de una escopeta. Bone parece feliz al tocarlo. Nanet está muy guapa pero no sabe nada. Sólo duerme en la clínica X. El bebé sustituye al conejito. El bebé no sustituye a la masa de pizza. Son cosas que pasan. Nanet fuma un cigarro en el patio. Ya no se balancea. Mira al foso, ve la tierra barrida por lombrices.

    *

    No es una piba que toma el sol en la calle, está en una cama, y el sol la toma con ella. Bone acaricia la masa de la pizza como si fuera un vientre embarazado o una teta. Después llora. Después salta la tapia. Después se mete en una piscina. Después compra un boleto de la rifa del barrio. Después no le toca. Después hornea la pizza, y ya no parece nada más que pizza. Después llora.

    *

    Nanet se bebe una botella de vinagre y se baña en una bañera de vinagre. Fuma fuma fuma. Ve el patio llenarse de amigotes. No, es el foso. Una tierra barrida por amigotes. El toldo verde del verano hace sombreados y puntitos iridiscentes. No es su cara, está en una bañera de vinagre y el sol la toma con ella. El padre no existe. Desconocido. Paradero desco nocido. Ángela Segovia ha publicado los libros ¿Te duele? (V Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande; Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, 2009), de paso a la ya tan (Ártese Quien Pueda, 2013) y La curva se volvió barricada (La Uña Rota, 2016). Parto X, postura X, paradero desconocido de todos. Nanet imagina que el vinagre la borra. Pero Bone entra y la saca con la ayuda de una pistola. Acaricia su vientre embarazado y después llora.

    *

    Somos como un liquen le dice Bone a Nanet, tú eres el alga y yo el hongo, o al revés, eso es lo de menos, Nanet. Nanet tiene ganas de vomitar, es normal. No es por el bebé ni por el conejo sino por Bone. Bone no entiende nada, discute por el teléfono, hace que dispara a un gato que se acerca y luego a un señor que se acerca. Luego Nanet y Bone se van de excursión a un locutorio. Nanet juega con la maquinita de chicles, y Bone espía. Al bebé se lo han olvidado con el conejo, a Nanet no le importa, sólo quiere un tipo de vida X con un tipo de X en paradero desconocido. Nanet juega con la máquina de chicles. Es sólo un segundo, ve una ola acercarse a máxima velocidad. Hace pompitas de chicle que estallan en su mandíbula izquierda y en su mandíbula derecha. Es un constructo que determina la vida, así es.

    *

    Cuando abre la sábana sale un chorro de polvo luminoso. Bone siempre piensa en metáforas sexuales, esa es la verdad. Nanet espera en la puerta, se sube una media, se sube la otra, se sube al furgón pizzería. Saca el toldo verde. Pincha agujeritos con el piti para que la luz pase haciendo mone rías. Bone aparece en el ventanuco y grita Nanet deja en paz mi furgón pizzería lo vas a joder. El conejo deja pelos en la bañera mientras el bebé deja babas en su caja de cartón. Na net y sus medias. Bone y su montaña de bollos bañados en litros de café se asoma al ventanuco y grita ¡Nanet, espera! Conejo y bebé dispensadores de pelos y de babas no hablan ni nada.

    *

    Nanet, Bone y una fiesta de electrónica en un basural. Bone que no sabe bailar. Bone que ve ratas en los resquicios. Que en todos los resquicios. Los vasos que fosforecen. Las colitas que fosforecen. Nanet salta sobre la basura petrificada, su pelo enrulado salta. A Bone se le ocurren dos ideas. La prime ra es sacar a las ratas con la ayuda de una escopeta. La segunda es preparar pizzas en su furgón pizzería. Gana la segunda idea por un punto de diferencia.

    *

    Pero entonces pasan unos tíos con unas cañas de pescar y le piden a Bone que les dé un paseo hasta el puerto en su furgón pizzería y Bone dice, vale tíos, y se van a pescar al puerto donde sólo hay unos peces blanquecinos contaminados por el aceite de los barcos pero igualmente se ponen a intentar lo mientras Bone piensa, mierda, me dejé a Nanet y se va corriendo, y mierda, me dejé al bebé, y se va corriendo, y mierda, me dejé el furgón pizzería, y se va corriendo, y mierda etc., y nunca acaba. Y Nanet piensa, oh, no sé si esta luz es de amanecer o de atardecer, y oh, paradero desconocido de toda la gente, y oh, no sé si esta luz es de amanecer o de atardecer, y oh, puede que el mundo se esté acabando, y oh, vamos a morirnos todos, y oh, el conejo y el bebé seguro que se salvan, y oh, dónde dejé las bolitas de chicle, y oh, dónde está Bone, y oh, dónde está el furgón pizzería, y oh dónde está el basural, y oh oh oh! Y nunca acaba.

    *

    Bone coge la caja de cartón y le dice al bebé, bebé, tú y yo somos como un liquen, ¿sabes que los líquenes pueden vivir más de mil o dos mil años bebé? Tú puedes ser el alga si quieres bebé, dice Bone. El bebé sonríe y vomita. No es por el liquen ni es por Bone ni tampoco es por el conejo. Es sólo porque es un bebé. Bone pone al bebé encima de una masa de pizza y lo empuja un poquito y la masa hace como que se co me al bebé pero no. Bone piensa en lo guay que debe ser. Se deja llevar por la fantasía. Bone en su furgón se deja lle var por la fantasía de una masa de pizza gigante sólo para él.

     
    (de La curva se volvió barricada)

    Oro y bondad

    Me he quedado dormida
    mi señor
    caminaba
    y en la plaza vi un cuerpo que giraba
    sólo que no era un cuerpo que giraba
    era el viento que giraba
    sólo que
    bueno
    no era el viento que giraba, era, mi señor
    era el mar infinito y casi no determinado de la conciencia
    que giraba levantando las ramas de las araucarias
    sólo que
    no eran araucarias mi señor
    ni eran piñones aquellos que caían
    eran chopos, espejeaban
    sus hojas decían ahora sí ahora no
    decían bien sí o bien no
    decían otrora sí otrora no
    se oía de lo lejos un ruido metálico
    tan delicado que podrías cortarlo con los dientes
    si pudieras tan sólo
    ser capaz de
    morder un sonido

    A continuación se desprendió la lona
    y cayó la imagen
    la imagen no era una nada
    era el amor
    Se desprendió una ratio un rezo una razo
    un vers y
    sabes qué imagen cayó?
    La imagen pura del amor cayó
    Aquella imagen giraba giraba en el centro de la plaza
    los niños la miraban la miraban también ellos hacían
    círculos con los ojos y con sus
    pequeños piececitos y las lilas
    se despegaban
    de las junturas, de los altares, de los misales
    y ascendían en bloque en
    el cielo en el borde quemado de las araucarias
    quiero decir, de los chopos
    y era natural porque era
    era lo más excepcional

    —me detuvieron en llegando—
    —dije que no sabía nada—
    —se había borrado la imagen de la cruz pero no no temía—
    —lo pasado, pasado es— les dije
    —lo borrado, borrado queda—
    —no se lamenten—
    Por último, vi dos perros enormes reventar con sus músculos el aire, azoradas sus mejillas en su viro veíase el mar infinito y casi no determinado de la conciencia abrirse como un remolino y
    sus siluetas se plegaban y se desplegaban contra el morado del paisaje:
    Llámalo velocidad
    Llámalo energía
    Llámalo mejor valentía
    Argumento es
    el brillo que desprendían
    —¿y sabes qué raza era, digo, qué rezo?—
    —uno mestizo: les salía por la boca balbuciendo
                                   oro y bondad—

    (inédito, de Amor divino)


    Ángela Segovia ha publicado los libros ¿Te duele? (V Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande; Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, 2009), de paso a la ya tan (Ártese Quien Pueda, 2013) y La curva se volvió barricada (La Uña Rota, 2016).